El control de estabilidad es un elemento de seguridad activa que minimiza los riesgos de subviraje y sobreviraje. Desarrollado en Alemania por Mercedes-Benz y Bosch e introducido por primera vez, como no, en el Clase S, con el nombre de Elektronisches Stabilitätsprogramm (programa electrónico de estabilidad), cuyas iniciales, ESP, son las más utilizadas para llamarlo. También podemos encontrar diferentes nomenclaturas según la marca como VSA, StabiliTrak, DSC, PSM, etc.
Su método de funcionamiento parte de los sensores y del sistema del ABS. Evita una pérdida de control del vehículo actuando sobre el motor y los frenos, es decir, trata de contrarrestar la fuerza que saca al coche de la trazada ideal. Con diferentes sensores (de volante y de dirección, de velocidad para cada rueda, de movimientos laterales del morro del vehículo respecto de un eje vertical y un sensor de aceleración lateral), una centralita electrónica es capaz de saber si el vehículo se sale de la trayectoria marcada por el volante. Si se produce subviraje, el sistema frena la rueda trasera interior a la curva. Si sobrevira, se frena ligeramente la rueda delantera exterior. Lo más especial que tiene es la capacidad para frenar únicamente una rueda, lo cual es imposible en la conducción normal.
El control de estabilidad supone uno de los mayores avances en cuanto a seguridad del automóvil en los últimos años, prueba de ello es que en 2011 será obligatorio en la Unión Europea.