Si cuando escuchas la palabra híbrido sólo te viene a la cabeza una mula, vamos a hablar un poco de la tecnología que está revolucionando el mercado automovilístico actual. Para empezar, esa palabra únicamente es utilizada para vehículos con dos motores de distinta naturaleza, es decir, nunca dos motores similares (por ejemplo: el Brabus Smart Roadster V6 Biturbo, que incorporaba dos motores de tres cilindros cada uno).
Por norma general, el vehículo híbrido incorpora un motor eléctrico y un motor de gasolina. Utiliza principalmente el primero para salir, parar y circular a bajas velocidades, que es donde el motor de combustión interna hace el mayor gasto de combustible. Las baterías del motor eléctrico, encargadas de moverlo, se recargan mediante la recuperación de energía; en la mayoría de los casos lo hacen en las frenadas. Ésto hace que consigan unas cifras excelentes de consumo, especialmente en tráfico urbano.
Existen dos tipos de motores eléctricos: serie, en el cual solo genera electricidad y tracción para alimentar el motor de gasolina, y paralelo, que puede mover el coche. También se clasifican en regulares, que sirven de apoyo al motor eléctrico, y enchufables, con posibilidad de recargarse por la red eléctrica.
En cuanto a potencia, el motor de combustión interna sólo recurre a su potencia en situaciones particulares, lo cual hace que se malgaste mucha energía. Al ser de bajo cavallaje el motor eléctrico, obtiene mayor rendimiento en situaciones donde la potencia necesitada sea baja, por ejemplo en el tráfico urbano, dejando que el motor de gasolina actúe solo cuando sea realmente necesario. Otro factor que hace que la eficiencia aumente es en las frenadas. Los coches con frenos tradicionales liberan mucha energía a la hora de frenar, el híbrido aprovecha esa energía calorífica para recargar sus baterías.
El mayor problema que representa son las mencionadas baterías. Como ocurre con los coches completamente eléctricos, ocupan bastante espacio y es lo que más hace encarecer el producto, además del correspondiente aumento de peso. Es un problema que se tiene que ir reduciendo con el avance de la tecnología, aunque ese sobreprecio es amortizable con el paso del tiempo dado su bajo consumo y coste de mantenimiento.
Los elementos del vehículo híbrido son los siguientes:
- Baterías de alta capacidad: almacenan energía eléctrica para mover el coche.
- Pila de combustible: consigue almacenar energía eléctrica en forma de combustible y transformarla en el momento de su utilización. De esa forma se consiguen capacidades de almacenamiento energético similares o superiores a las del depósito de combustible fósil.
- Paneles fotovoltaicos: ayudan a la recarga de las baterías.
- Batería inercial: permite recuperar la energía desprendida en la frenada. Las baterías no se cargan bajo picos de energía cortos y muy altos, así que acelerar un volante de inercia y luego utilizar esa energía cinética para ir cargando lentamente dichas baterías se perfila como una buena opción.
- Supercondensadores: pueden realizar la misma función que los volantes de inercia usando sólo tecnología eléctrica.
- Grupos electrógenos: en caso de niveles muy bajos de batería, consumen combustible fósil para generar electricidad.
Otra ventaja que poseen son los beneficios económicos a la hora de la compra. Son aptos para el plan 2000E (los que no superan los 30.000 euros) y, además, en la mayoría de comunidades autónomas tienen una subvención entre 2.000 y 6.000 euros, variable según cada administración.
Modelos híbridos en nuestro mercado: Honda Civic Hybrid, Honda Insight, Lexus RX 450h, Lexus GS 450h, Lexus LS 600h, Mercedes S400 BlueHybrid, Toyota Prius.