El motor bóxer es una mecánica de combustión interna que se caracteriza por la disposición de los cilindros: opuestos horizontalmente. Aunque es especialmente conocido por ser seña de identidad de Porsche, siempre usado en el 911 y otros modelos como el 356, también lo montaba el Volkswagen Tipo 1 (y es que el Escarabajo y el 911 tienen mucha historia hitleriana en común), Subaru utiliza este tipo de propulsores en todos sus modelos, Citroën en el 2CV y GS/GSA, etc. Tampoco es exclusivo en coches, esta mecánica también tiene uso en aviación y en motocicletas (BMW lo utiliza, por ejemplo).
El motor bóxer obtuvo gran éxito especialmente instalado en la parte trasera del vehículo, debido a que es más corto, aunque más ancho, que un motor con cilindros en línea o en V; también tiene un centro de gravedad más bajo, cosa que hace que el coche sea más estable y no tenga tanta descompensación entre ejes como otros coches con motor atrás (Alpine A110 o Seat/Fiat 133, por ejemplo). Por contra, es más caro de producir. Existen motores bóxer en automoción de entre cuatro y ocho cilindros, aunque el más famoso, el del 911, siempre es de seis cilindros.
Funcionamiento
Ahora vamos con los tecnicismos. Cada biela del motor cuenta con su propia muñequilla en el cigüeñal, ello produce que los pistones se acerquen y se alejen simultáneamente al eje del cigüeñal durante el giro. No se debe confundir con los motores en V a 180 grados, igualmente conocidos como de cilindros opuestos, el funcionamiento de éstos es el contrario: cada pareja de pistones opuestos comparten una muñequilla del cigüeñal. El inconveniente que tiene el bóxer, y lo hace más caro, es que cada fila de cilindros tiene su propia culata, por lo tanto, cuenta con dos sistemas de distribución.

Motor bóxer donde se aprecian las bancadas de cilindros en cada extremo