Hoy ha anunciado el ayuntamiento de Madrid una serie de medidas para reducir drásticamente la contaminación en la ciudad. Estas medidas consisten en prohibir que la flota de taxis y de autobuses se renueven con motores diésel. Dicho de otra manera, sólo se podrán adquirir coches y autobuses que funcionen con GLP (gas licuado del ptróleo), GNV (gas natural vehicular) o biocombustibles; así como vehículos híbridos y eléctricos.
La cuestión es la siguiente: ¿es posible que en un futuro no muy lejano dejemos de ver transportes públicos diésel?
De momento se están implantando tecnologías alternativas en vehículos concesionarios o dependientes de la administración pública (por ejemplo, en Oviedo, todos los autobuses urbanos funcionan con Biodiésel y los camiones de la basura con GNV). El problema llega a la hora de los taxis. Un taxista se puede mostrar excéptico a la hora de cambiar su coche por un híbrido o un eléctrico, además de la diferencia de precio existente.
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